CÓMO PRESTAR SERVICIOS LINGÜÍSTICOS CON PERSPECTIVA DE GÉNERO

Escrito por Mariana Favila-Alcalá
En abril de 2021, la ATA me dio la maravillosa oportunidad de presentar un webinario sobre un tema que me resulta sumamente apasionante: la perspectiva de género y el enfoque de derechos en la comunicación (y, por ende, en la prestación de servicios lingüísticos)1. En general, esta combinación se percibe como extraña; a veces, innecesaria; en ocasiones, inútil… De hecho, no es raro escuchar o leer argumentos del tipo “es poco profesional” o “es una tontería”. En ese contexto, el objetivo principal del webinario —y, sin duda, un gran reto— era justamente hacer ver que el cambio de paradigma por el que atraviesan nuestras sociedades requiere que se amplíe la definición de ‘profesional’ en el sector de servicios lingüísticos.
Durante el evento, no solo proporcioné una definición de ‘perspectiva de género’ para ilustrar por qué cobra relevancia en nuestro quehacer como profesionales de la lengua, sino que también hablé de la ‘ideología de la normalización’ e hice mención de personajes y momentos históricos donde la perspectiva de género estuvo presente en textos de gran trascendencia (como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que, en principio, se denominaría Declaración Universal de los Derechos del HOMBRE). Además, presenté ejemplos prácticos ―que he recopilado de mis propias traducciones― para demostrar que la lengua española nos ofrece una gran variedad de recursos para comunicar sin excluir. En ese sentido, con la aparición de un gran número de guías de lenguaje inclusivo en el mundo hispanohablante, y dada la reacción que la Real Academia Española ha tenido hacia ellas, muchas personas se preguntan si de verdad es posible o necesario que, como profesionales de la lengua, nos preocupemos por comprender de qué va y cómo funciona el lenguaje inclusivo, que yo prefiero llamar comunicación contrahegemónica.
❝Por tanto, no solo debemos adoptar una postura crítica con respecto a nuestras propias actitudes lingüísticas, sino que debemos también prepararnos para hacer frente a un nuevo tipo de encargos, que, al menos en mi experiencia, cobran relevancia y popularidad día tras día.❞
Como profesionales en el sector de servicios lingüísticos, no podemos perder de vista que el cambio es inherente a todas las lenguas. Nuestras opciones y elecciones de capacitación, por tanto, no pueden pasar por alto tal hecho. Con ello en mente, me atrevo a hablar de una nueva competencia: la competencia incluyente o contrahegemónica, que implica ir más allá de lo que se dice o se enseña en la academia y observar cómo se usa la lengua en comunidades de habla que han sido históricamente ignoradas, relegadas, invisibilizadas y estigmatizadas. En ese sentido, debemos considerar que, por el cambio de paradigma, son cada vez más las agencias, instituciones y entidades de gobierno que adoptan el uso inclusivo del lenguaje. Por tanto, no solo debemos adoptar una postura crítica con respecto a nuestras propias actitudes lingüísticas, sino que debemos también prepararnos para hacer frente a un nuevo tipo de encargos, que, al menos en mi experiencia, cobran relevancia y popularidad día tras día.
Como explicaba en el webinario, adoptar una perspectiva de género en la comunicación implica, utilizar distintas estrategias para generar contenidos nuevos que incidan en el imaginario colectivo a favor de la igualdad y la inclusión. Con los ejemplos que presenté en el webinario, mi intención era mostrar que la tarea, aunque no es sencilla, sí es posible. Asimismo, recurrí a la teoría decolonial y a los estudios descriptivos de traducción para explicar por qué esta tarea es importante. Sin embargo, aunque el webinario duró poco más de una hora, el tiempo no fue suficiente para dar respuesta a todas las preguntas que surgen de un tema que es tan polémico porque requiere que reconsideremos cómo utilizamos la lengua para comunicarnos.
Una de las preguntas que se repitió varias veces fue “¿cómo traducir ‘parents’?” Para darle respuesta, es necesario recordar que, en cualquier tipo de comunicación, el contexto lo es todo, y el contexto depende de la comunidad de habla. La solución que yo he adoptado en casi todos los casos es desdoblar: escribir ‘madres y padres’ (sí, las madres primero no solo para respetar el orden alfabético, sino también porque, aunque hay excepciones, al menos en los países de habla hispana, las mujeres/madres son quienes aún tienen a su cargo la mayor parte o todas las labores de cuidado). No obstante, si el público meta es una comunidad trans, lo correcto –en ese contexto, para esa comunidad de habla— sería ‘adres’ (sin M ni P), ‘_adres’ o ‘xadres’. ¿Cómo lo sé? Porque, como sorolingüista y tradhumana, sigo colectivos trans y feministas transincluyentes en redes sociales para mantenerme al tanto del uso que hacen del idioma.
Otra pregunta fue “¿cómo neutralizar ‘los jefes’?”. Mi sugerencia sería decir ‘las jefaturas’ o ‘quienes ocupan las jefaturas’. Sin embargo, para dar una respuesta más concreta, necesitaría conocer el contexto lingüístico. En ese sentido, he de decir que no podemos casarnos solo con una estrategia de las muchas que ofrece la comunicación contrahegemónica. En mi experiencia, el contexto lingüístico me ha dado la pauta para emplear uno u otro recurso… o para no utilizar ninguno. Por ejemplo, preguntaban también: ¿Cuál es tu estrategia cuando tienes ‘MD’ o ‘doctor’, y no sabes si es hombre o mujer porque el texto se utilizará en general? Por ejemplo: “The study doctor will reduce the dose.” En este caso, a menos que sepamos que la persona o entidad que solicitó la traducción o que la utilizará tiene apertura con respecto al uso del lenguaje no binario directo (cambios morfológicos), debemos recurrir al masculino genérico: el médico (sobre todo si se trata de un escrito que requiere cierta formalidad). No obstante, hay otras opciones: quien brinde la atención médica, la persona encargada de brindar atención médica, la persona que realice el estudio. Para elegir una u otra debemos, como hacemos siempre, decidir qué cobra mayor relevancia, lo cual dependerá del contexto, del mensaje, del público meta y de la función del texto de llegada.
De manera similar, mi sugerencia para responder a la pregunta “¿cómo abordar los términos ‘infants and toddlers’ si se quiere marcar una diferencia por su edad?” es utilizar ‘niñez’ e ‘infancias’ porque son los vocablos que utilizan organizaciones no gubernamentales que se dedican a la defensa y promoción de los derechos humanos y que, en su labor, han adoptado el uso inclusivo del lenguaje. De nueva cuenta, tener contexto lingüístico sería de gran ayuda, pero, de entrada, sugiero usar ‘niñez’ y/o ‘infancias’ y, quizás, indicar las edades que comprende cada etapa en inglés (‘infants and toddlers’ respectivamente). En una ocasión, una colega que trabajaba en una traducción inversa me preguntó qué debía hacer si el texto de partida decía ‘niñas y niños’, pero en inglés ya existe ‘children’, que no marca género. Aquí vuelvo a la importancia de la función, que está ligada con la intención de quien dio vida al texto: en este caso, en un esfuerzo por visibilizar explícitamente a un grupo poblacional (las niñas), la autora utilizó un desdoblamiento. Recordemos que las intenciones también se traducen; por tanto, el texto meta en inglés debería decir ‘girls and boys’.
Por último, me pareció sumamente interesante la pregunta: “¿cómo traducirías el término Latinx al español en un entorno escolar en Estados Unidos, donde los estudiantes lo usan, pero no sus padres, y la comunicación es para ambos?”. La pregunta llama mi atención porque acotaron el contexto de uso y porque, si bien compartimos rasgos y características con la población chicana, Latinx es un vocablo que nace de la lucha identitaria de esa población, una lucha que no necesariamente comparten las personas hispanohablantes en otras latitudes. De cualquier forma, pienso en un par de opciones: el estudiantado o alumnado de origen hispano/latinoamericano, la comunidad estudiantil hispana/latinoamericana, la población estudiantil hispana/latinoamericana/chicana. No soy experta en español de Estados Unidos. Por tanto, no tengo plena consciencia de las susceptibilidades que pudiera herir el uso de palabras como hispana, latina, latinoamericana o chicana, que es otra cuestión que habría que considerar.
❝Con el tiempo, nos daremos cuenta de que la lengua española ofrece un sinfín de recursos, el reto es reaprender a utilizarlos para contribuir, desde nuestra trinchera, a la edificación de sociedades más justas y equitativas que, ante todo, abracen la pluralidad y la diversidad.❞
En suma, adoptar una perspectiva de género y un enfoque de derechos en la comunicación constituye una nueva competencia que nos permitirá ampliar el abanico de servicios que prestamos y, por tanto, trabajar en otro tipo de proyectos y para otro tipo de clientes (al menos, esa ha sido mi experiencia). Como decía, sin embargo, no podemos casarnos con una sola estrategia o recurso, pero, si vamos a hacerlo, esa estrategia debe ser cuestionarnos todo el tiempo cómo utilizamos la lengua y qué otras opciones o posibilidades hay. Con el tiempo, nos daremos cuenta de que la lengua española ofrece un sinfín de recursos, el reto es reaprender a utilizarlos para contribuir, desde nuestra trinchera, a la edificación de sociedades más justas y equitativas que, ante todo, abracen la pluralidad y la diversidad.
1 El webinario se basó, en gran medida, en el artículo de reflexión que escribí para Mutatis Mutandis, la revista latinoamericana de traducción de la Universidad de Antioquia, Colombia.
Reseña
Mariana Favila-Alcalá es perita traductora designada por el Consejo de la Judicatura Federal y por el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México. En 2017, concluyó el posgrado en Estudios de la Comunicación y del Lenguaje en University of East Anglia (Inglaterra) y, en 2020, cursó el Diplomado en Derecho para No Juristas por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Además, ha participado como ponente en diversos congresos y ha tomado una gran cantidad de cursos en lingüística, traducción, corrección de estilo, derechos humanos y cuestiones de género.
Desde 2012, ha prestado servicios como traductora, editora y revisora a instituciones educativas, despachos jurídicos y agencias de traducción en Costa Rica, Estados Unidos, Italia, México y Suiza. Actualmente, se desempeña como traductora jurídica en la Oficina Regional de Comunicaciones para las Américas del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Aunado a ello, es capacitadora y autora de tres artículos: “Una Nueva Inquisición” (publicado en la Revista Igualdad de la Coordinación de Derechos Humanos, Igualdad de Género y Asuntos Internacionales del Consejo de la Judicatura Federal); “Traducción jurídica, mujeres indígenas y acceso a una vida libre de violencia” (publicado en la Revista Entorno, de la Universidad Tecnológica de El Salvador); y “La traducción jurídica como práctica incluyente y contrahegemónica” (publicado por la Revista Mutatis Mutandis, de la Universidad de Antioquia, en Colombia). Además, como sorolingüista, es cofundadora del pódcast Tradhumanas de Nuestrámerica.