Entrevista a Pablo Mugüerza, invitado destacado de Spring Into Action 2020

The Association of Translators and Interpreters of Florida (ATIF), together with the Spanish Language Division (SPD) of the American Translators Association (ATA) and the Miami Dade College Eduardo J. Padron Campus (MDCEPC)*, will present Spring Into Action 2020, an international conference in Miami, Florida.**In an effort to share more information about some of our presenters and organizers, we will be publishing a series of interviews. Below is our conversation with Pablo Mugüerza, a renowned English>Spanish medical translator and proofreader.
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Un vistazo a tu página web pone de manifiesto una impresionante trayectoria en el campo de la traducción médica de inglés a español. No solo te recibiste de médico hace tres décadas e incursionaste en la traducción, sino que, desde entonces, también te has destacado en la docencia y como mentor, además de administrar un prolífico foro de traductores médicos en Facebook. Podría abundar más, y hablar sobre tus dotes de canto operístico, tu amor por los gatos… pero es mejor que retome el tema que nos ocupa: conocerte y aprender de ti.
Los lectores sentirán curiosidad por saber qué te llevó a ejercer de traductor y corrector de textos médicos, y por qué escogiste el inglés como idioma de origen cuando en Europa hay gran facilidad para aprender y hablar varios idiomas.
Antes que nada me gustaría dar las gracias a la organización del evento por aceptar mis ponencias e invitarme a presentarlas en persona en un entorno tan envidiable como la ciudad de Miami. Gracias de todo corazón.
¿Qué me llevó a ejercer en el campo de la traducción médica de inglés a español? Creo que la responsable primera de que yo terminara ejerciendo de traductor y corrector fue Eliza Doolittle, el personaje que interpretó Audrey Hepburn en la película My Fair Lady. Mis padres, que se dieron cuenta enseguida de mi afición por la música y por los idiomas, me regalaron el disco de vinilo mucho antes de que yo fuera capaz de entender los matices lingüísticos. Pero no paré hasta entender por qué In Hertford, Hereford and Hampshire hurricanes hardly happen y por qué la velita del profesor Higgins crecía cuando él aspiraba la hache. Todos los ejercicios que el profesor proponía me parecían fascinantes.
Tratar de entender a Mrs. Doolittle y al profesor Higgins (y más adelante las historias que se contaban en muchos idiomas en la que sería una de las grandes pasiones de mi vida, la ópera) me llevó a descubrir que había dentro de mí un traductor y, en sentido más amplio, a una personita muy interesada en los idiomas que además tenía, por qué no decirlo, cierta facilidad natural para ello.
¿Por qué escogiste el inglés como idioma de origen?
En 1980 empecé la carrera de medicina en la universidad Complutense de Madrid, y desde el primer día los libros importantes estaban en inglés o mal traducidos de ese idioma. El traductor que llevo dentro tardó poco en ofrecerse a la editorial McGraw-Hill para traducir un libro de medicina interna que encontré en un viaje. No hay palabras para describir la ignorancia y la petulancia de aquella oferta, pero el caso es que me granjeó el acceso a aquella editorial, en la que terminé trabajando algunos años.
Además, la hermana de mi padre, mi querida tía Carmen (q.e.p.d.), vivió casi toda su vida en Londres, donde regenteaba un pequeño bar detrás de Tottenham Court Road y algunos veranos me iba a ayudarla. Servir desayunos a las 6 de la mañana a un enorme grupo de cockneys es una forma de aprender inglés diferente y tremendamente eficaz.
Esperé a cumplir los 14, que era la edad mínima para entrar en la Escuela Oficial de Idiomas de Madrid (como actividad paralela al colegio, toda vez que entonces no se daba tanta importancia a los deportes como ahora y que yo no mostraba demasiado interés por ellos, aunque veo fotos mías de muy pequeño vestido de judoca). Allí obtuve los títulos correspondientes de inglés y de francés. El alemán vino más tarde, en el Goethe Institut de Madrid.
En un mundo cada vez más diverso y cambiante en el que debido a la Era Digital vemos surgir (y desaparecer) profesiones especializadas y la necesidad de adquirir habilidades que nos permitan competir en el siglo XXI, ¿por qué recomendarías que un traductor se especialice en el campo médico? ¿Podrías citar ramas de especialización específicas dentro de la traducción médica?
Muchas de mis exalumnas conocen uno de mis mottos: “Especialízate o muere (como traductor)”.
Especializarse en traducción médica es especializarse en uno mismo, en el funcionamiento del cuerpo, en la alimentación, en las enfermedades, cosas que nos afligen a todos más pronto o más tarde, en mayor o menor intensidad. Uno puede pasarse toda la vida sin entender de leyes y sin asistir a un juicio, pero nadie se libra de las enfermedades, en uno mismo o en los seres queridos. Traducir medicina es una forma de acercarse al conocimiento médico, y creo que esto bastaría para justificar la especialización.
Pero hay más motivos: el lenguaje médico es particularmente interesante. No solo porque tiene dos niveles separados por enormes, sutiles y bellísimas diferencias (el lenguaje de los profesionales y el lenguaje de los pacientes, a cuál más fascinante), sino porque está repleto de claves, de falsos amigos y de usos peculiares que hacen de cada traducción una investigación sobre el propio lenguaje y sobre la parte de la medicina que nos toca traducir. Cualquier traductora médica nos contará lo mismo: una cree tener todas o casi todas las enfermedades sobre las que traduce (excepto las ginecológicas, en mi caso, por razones obvias) porque, insisto, traducir medicina es traducir sobre lo que somos y sobre lo que nos pasa. No hay nada igual a esta profesión.
En 2020, la inmensa mayoría de los textos que traduciremos los especialistas en medicina versarán, en todo o en parte, sobre inmunología, genética y oncología. Si te interesa alguna de las tres o las tres, no lo dudes y especialízate: son tan difíciles como gratificantes.
“Recuerden: precisan formación médica y precisan acostumbrarse al lenguaje de los médicos y, sobre todo, al lenguaje de quienes componen uno de los grupos más desfavorecidos de la Tierra: los pacientes”.
Hablando de la Era Digital, ¿crees que el auge de la traducción automatizada está perjudicando o superando la demanda por los servicios del traductor de carne y hueso? ¿Cómo podemos aprovechar la pujante coyuntura digital?
Creo firmemente que el auge de la traducción automatizada de calidad está mejorando las condiciones de trabajo del traductor de carne y hueso.
Naturalmente, solo puedo hablar de mi experiencia personal. Hace muchos años que no recibo un solo encargo de posedición de una traducción hecha por una máquina. Es curioso porque, hace unos 20 años, sí que los recibí: trabajaba entonces para una agencia de traducciones importante de Madrid y el director fue un visionario: decidió que nos convertiríamos en poseditores porque eso era el futuro. Se entiende que la traducción automática no tenía nada que ver con las maravillas que hacen las máquinas en la actualidad, pero aquel director tenía razón e iba 20 años por delante. Creo que la empresa que dirigía sigue trabajando, pero absorbida por multinacionales.
En la actualidad contamos con varios motores de traducción automática que (sigo hablando de mi experiencia personal) son muy bienvenidos como herramientas de apoyo y anuncian un futuro estupendo como complemento para los buenos traductores (los malos lo seguirán haciendo mal, con o sin máquinas). La traducción automática de calidad (no todas lo son) me parece una herramienta utilísima para el traductor que sepa 1) elegir los textos que son buenos candidatos para confiarlos a la TA. No todos lo son. Recuérdese, por ejemplo, que los traductores médicos tenemos, grosso modo, dos tipos de lectores intrínsecamente diferentes: los pacientes y los médicos. Todavía no hay TA que pueda hacer frente a esa diferencia; y 2) elegir el motor de TA adecuado para el texto concreto que toca traducir. Recientemente un cliente me hizo trabajar con determinada plataforma que por cada segmento en inglés ofrece 5 opciones de traducción: la de la memoria y la de cuatro traductores automáticos distintos. Estuve trabajando varias semanas con esa plataforma y me hice una idea muy clara de la idoneidad de cada maquinita. Hablaré de esta experiencia en una de mis ponencias.
Como mencioné anteriormente, aparte de traducir, eres docente. ¿Qué le recomendarías a un traductor médico experimentado que busque pulir sus conocimientos y capacitarse continuamente? ¿Y a un traductor médico en ciernes?
En mi opinión, la base lingüística de la inmensa mayoría de las traductoras (licenciadas en traducción e interpretación o en las diversas carreras relacionadas con los idiomas) es más que suficiente para afrontar esta profesión. Quizá necesiten algunos cursos muy específicos para paliar algunas carencias, pero eso es todo. Pero, siempre en mi experiencia, la mayoría de las traductoras médicas carecen de formación médica suficiente. Para pulir sus conocimientos y capacitarse continuamente deben leer y leer medicina en español (libros de texto, revistas especializadas), asistir a congresos médicos (como oyente) en los que se hable español, tomar cursos de “medicina para traductores médicos” (están en las redes), seguir las sesiones médicas que, por ejemplo, emite la Real Academia Nacional de Medicina de España casi a diario, gratis y por su propio canal. Recuerden: precisan formación médica y precisan acostumbrarse al lenguaje de los médicos y, sobre todo, al lenguaje de quienes componen uno de los grupos más desfavorecidos de la Tierra: los pacientes.
La siguiente pregunta es obligada: ¿hay que ser médico para ser un buen traductor de textos de medicina?
La respuesta está clara: no. Es extremadamente útil serlo, claro, pero no es indispensable, ni mucho menos. Pero insisto: no valen argumentos como “me basta con mi cultura general y cierta documentación” ni “en mi familia hay muchos médicos”: hay que adquirir una enorme serie de conocimientos que solo otro especialista o un médico pueden brindar. Si me estás leyendo y esperas llegar a ser un buen traductor médico o consolidarte como tal, debes hacerte con un buen bagaje de conocimientos médicos básicos que, además, te ayudarán a conocerte a ti misma un poco mejor.
Y, en última instancia, siempre tienes la opción de pedirle a un médico que revise tus traducciones.
Por último, en esta ocasión eres uno de los invitados destacados de In Miami Spring Into Action 2020. ¿Qué te impulsa a viajar desde España para participar en este evento internacional de capacitación y por qué motivarías a otros colegas a asistir? ¿Qué aprenderemos durante tus sesiones?
Llevo algo más de 10 años impartiendo cursos, webinarios, talleres y presentaciones en muchos países, en inglés y en español. En todo ese tiempo he intentado proponer una nueva visión de la traducción médica (yo le llamo la “nueva escuela de la traducción médica al español”, NETME), que tiene, entre otras cosas, la característica de que presta mucha atención a las variantes del español de América y, muy especialmente, del español de los Estados Unidos, lo que le obliga a ser descriptivista y flexible con la inmensa cantidad de normas (ortotipográficas, gramaticales, traductológicas, etcétera) que estamos obligados a conocer. La ocasión de exponer mis puntos de vista en Miami, “la capital del español en América”, me compensa con creces el esfuerzo que este viaje supone para alguien como yo.
Todas mis alumnas me han oído insistir con vehemencia en la necesidad de leer de por vida y de capacitarse de por vida. A la sombra de mis compañeros ponentes (todos ellos gigantes en sus respectivos campos) animo a todas a asistir a este encuentro en el que podrán aprender muchísimo de ellos de muy diversos temas.
Yo, por mi parte, impartiré dos charlas: en la primera, como habrá deducido quien haya leído hasta aquí, explicaré mi punto de vista sobre la traducción automática como usuario y sobre su aplicación, con multitud de ejemplos y algunas consideraciones teóricas, todo muy orientado al español de los Estados Unidos. En la segunda, más larga y todavía más interesante, los asistentes se pondrán al día en terminología médica, con un abordaje médico y traductológico de los términos más importantes que han aparecido en los últimos dos o tres años y con gran énfasis, como se puede suponer, en la inmunología, la genética y el cáncer. Todo a un nivel muy asequible para el asistente medio.
Te agradecemos esta enriquecedora entrevista, y esperamos verte pronto en Miami.
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Desde hace 20 años Rosario “Charo” Welle es traductora, revisora y correctora independiente de español e inglés. Obtuvo el certificado de estudios profesionales en traducción inglés al español de New York University, y es licenciada magna cum laude en Comunicación Social, graduada de la Universidad de Denver. Charo ocupa por segunda vez el puesto de administradora de la División de Español de la ATA, y es miembro de su Consejo de Líderes. Actualmente cursa la Maestría de Comunicación Gerencial en la Universidad de Denver. Contacto: charowelle@veraswords.com.
*DISCLAIMER: Miami Dade College Eduardo J. Padron Campus (MDCEPC) is providing space at the Miami Dade College Eduardo J. Padron Campus (MDCEPC) as a professional courtesy to the American Translators Association (ATA)’s Spanish Language Division (SPD) and the Association of Translators and Interpreters of Florida (ATIF) for the event “Spring into Action 2020” to be held March 20-22, 2020. MDCEPC is not responsible for the content, statements, or opinions expressed in the event, and is hereby held harmless from any and all liability arising from said event.**Date to be determined