Soluciones tecnológicas

Soluciones tecnológicas
Salvador Virgen

En nuestro trabajo como traductores, nos enfrentamos a diario a problemas lingüísticos, administrativos o de relaciones humanas que se resuelven, cada uno, a su manera. Pero (parafraseando a Calvino) hay cosas que solo la tecnología, con sus medios específicos, puede dar. Esta columna se concentrará en ofrecer soluciones tecnológicas a los problemas que enfrenta el traductor.
NOTA: Cuando se mencionan productos de hardware o software, no se les hace publicidad. El autor de la columna es totalmente independiente de las compañías que los crean y distribuyen, y agradecerá sus comentarios, consultas y sugerencias. Pueden hacerlo a: soluciones@virgen.com.mx

Hace unos meses, un vecino decidió recortar las raíces de un fresno de unos 50 o 60 años y, así, redujo la firmeza de su agarre en el suelo (eso es de interés para los horticultores). Hace unos días, una depresión tropical se convirtió en huracán y golpeó las costas de Veracruz en México (eso es de interés para los meteorólogos). Poco después, en una tarde de miércoles, un aguacero torrencial con intensas ráfagas de viento derribó el árbol (eso es de interés para el departamento de bomberos). El árbol arrastró en su caída líneas telefónicas, de televisión por cable, y las líneas eléctricas de baja y media tensión (eso es de interés para los instaladores de cables). A consecuencia de ello, un servidor, que estaba a mitad de una traducción, se vio obligado a seguir trabajando y recibir y entregar trabajos sin tener corriente eléctrica, líneas telefónicas, facsímile ni conexión a Internet en casa (esto es, espero, de interés para los traductores).El árbol puso las líneas de baja tensión (las que alimentan las casas) en contacto con las de media tensión (de distribución, a 23.000 voltios). Durante unos instantes, las instalaciones domésticas recibieron esa tensión antes de que los disyuntores de circuitos actuaran. En algunos casos, como el de mi vecino, no actuaron, probablemente debido a una conexión a tierra defectuosa, y ocasionaron destrucción de equipos en el interior de la vivienda. El calor generado por la descarga socavó el hormigón del pavimento en dos puntos y en un tercero hizo un orificio cilíndrico de 3 cm de diámetro por 10 de profundidad. Después, los sistemas de protección funcionaron y se cortó la electricidad.Aun en el entorno más protegido, estamos expuestos a imprevistos por causas naturales o humanas. En esta columna, hablaré de las precauciones que tomé y que me ayudaron a salir adelante en este trance y también de otras que, de haberlas tomado, me hubieran facilitado las cosas aún más. Algunas son rápidas y económicas, otras son costosas y toman más tiempo; sin excepción, todas son rentables.En casa, después de que se desconectó la corriente, la UPS (fuente de energía ininterrumpiblei) que alimenta mi computadora entró en funcionamiento y me dio energía para cerrar los programas y apagar la computadora sin pérdida de datos ni corrupción de archivos. Varias horas después, pasada la tormenta, consulté la agenda y vi que además de la traducción que tenía que entregar a Nat el día siguiente, jueves, y que tenía muy avanzada, tenía dos revisiones programadas para recibir el jueves, para Anette y Pablo. Además, había un trabajo que ya había recibido y que debía entregar el lunes a Gustavo. Vi que la UPS conservaba suficiente energía para permitirme encender la computadora y copiar los archivos en que estaba trabajando a una memoria USB.La mañana siguiente, hablé con dos amigos que me podrían «dar asilo» para terminar mis labores pendientes. Mala suerte: estaban en la misma situación que yo. Me cruzó por la mente la idea de mudarme a un hotel mientras pasaba la crisis. No era una idea absurda: por una tarifa fija tendría corriente eléctrica, Internet y tal vez hasta el desayuno, pero sentí que sería mejor estar en casa para observar de cerca las reparaciones.Fui a dar a un Starbucks: tienen WiFi, contactos eléctricos y, por el precio de un café y un bocadillo, uno puede quedarse varias horas sin que el personal lo moleste. Otra alternativa hubiera sido un cibercafé, pero no sabía de ninguno cerca de casa. Una vez ahí, lo primero que hice fue avisar a Pablo y a las agencias que me envían trabajo habitualmente que no contaran conmigo. Sin excepción, mis corresponsales se mostraron comprensivos y mandaron mensajes de aliento. Avisé a Anette de mi situación para que no se preocupara si no respondía inmediatamente. Después de eso, terminé el trabajo para Nat que había dejado a medias, lo revisé y lo envié. Eso me tomó un par de horas, durante las cuales llegó una revisión (mea culpa: no la había anotado en la agenda) que terminé y envié.

Volví a casa, donde me enteré de que los técnicos del servicio eléctrico estaban trabajando y unos prometían terminar el mismo día; otros decían que les tomaría tres días. Si lo primero era cierto, el problema de la falta de corriente eléctrica estaría resuelto esa noche, pero no el de Internet. La idea del hotel pareció atractiva una vez más. Recordé que mi celular podía funcionar como módem para una computadora; solo necesitaba un cable USB y pagar los cargos adicionales a la compañía. Pasé un rato buscando el cable. Cuando nuevamente tuve corriente eléctrica, la cosa funcionó muy bien: pude conectarme a la página web del proveedor de servicio de celular e investigar sobre un plan de conexión a Internet con vigencia de dos días, lo suficiente para que se restableciera el servicio de Internet. Contraté el plan, traduje el texto para Gustavo en la computadora principal, y usé la portátil con el celular como computadora de comunicaciones. Así, podía leer el correo electrónico y hacer búsquedas en Internet.

Pasé el viernes traduciendo y atendiendo asuntos domésticos y familiares; al mediodía del sábado se restableció el servicio de Internet y, poco a poco, la situación volvió a la normalidad. Tuve que laborar la tarde del domingo para terminar los trabajos de Anette y Gustavo, pero pude entregarlos a tiempo.

Con esta experiencia, aprendí muchas cosas. La importante es, por supuesto, que no hay nada mejor que prevenir. Unas cuantas medidas de prevención hubieran hecho todo más llevadero. A continuación, algunas de las medidas que tomé o pude haber tomado.

La instalación eléctrica. No importa qué tan bueno(a) o costoso(a) sea un regulador o una UPS: si no hay un buen cableado con una buena conexión física a tierra, el equipo será probablemente inútil y la protección inexistente. Una visita de un electricista profesional calificado que revise el cableado eléctrico y, en su caso, haga la conexión a tierra es una magnífica inversión.

La selección de UPS. Algunos equipos no encienden si no hay alimentación a la entrada, aunque la batería esté cargada, es decir: es imposible encender la computadora en una casa sin suministro eléctrico. Además, conviene conocer el tiempo de respaldo que nos da nuestra UPS, para tener una idea de lo que podemos hacer en ese lapso.  También  conviene  recordar que, con el tiempo, la batería se agota y retiene menos carga (esto tarda varios años).

El teléfono celular. Algunos celulares pueden conectarse a Internet para enviar y recibir correos y para navegar por Internet, normalmente por un cargo adicional a las llamadas o con un plan más costoso; los detalles dependen de cada compañía. Otros, permiten usar el celular como módem para conectar una computadora o más (mediante un cable USB o tecnología WiFi) mediante un método llamado «anclaje a red» o en inglés tethering; pero no todos los proveedores ni los celulares lo permiten. En mi caso, por suerte, fue posible. Existen además dispositivos de aspecto muy similar a una memoria USB que, cuando se conectan a un puerto de la computadora, se comunican a la red celular y actúan como un módem para que la computadora navegue por Internet; algunos modelos funcionan además  como un punto de acceso de WiFi o vienen con una o más conexiones Ethernet (alámbricas). Conviene investigar los detalles y comprar los accesorios antes de que ocurra la crisis.

Mi celular es de sistema prepago y tenía suficientes fondos para hacer las llamadas que hice y para pagar el paquete de Internet que compré. De no tenerlo, hubiera tenido que recargar. Me hubiera sido muy útil tener la información del plan a mano antes de la crisis.

Las listas de contactos. Muchos programas de correo electrónico permiten exportar las listas de direcciones de la computadora de escritorio e importarlas en la portátil. Es una buena idea exportarlas periódicamente e incluir esos archivos (o las carpetas que los contienen) en las especificaciones de lo que se  respalda,  en general,  a un disco duro externo. Haberlo hecho me hubiera ahorrado algunos dolores de cabeza. En particular, no tenía la dirección de Anette; tuve que pedirle a Pablo, que trabaja en su misma agencia, que le avisara.  Los  sistemas  como Gmail recuerdan los contactos, lo que soluciona este problema.

La lista de cosas por hacer. En mi caso, me ayudó tenerla en papel, no en forma electrónica. Tenerla en forma electrónica hubiera implicado unos minutos más de tener encendida la computadora mientras buscaba los datos y los anotaba.

El software instalado. Había comprado una nueva portátil un mes antes y «no me había dado tiempo» de instalar el software de memoria de traducción. Tuve que usar una computadora más vieja y más lenta que sí tenía el software instalado. Pude haber trabajado con más comodidad y velocidad en  la  nueva computadora. Además, la batería de la computadora vieja no retenía la carga, lo que me obligaba a conectarla a la corriente eléctrica para usarla.

Energía: en estas circunstancias, una posible fuente de energía es el automóvil. Es posible comprar un inversor de corriente que se enchufa al receptáculo del encendedor y puede alimentar una laptop y un celular. También existen adaptadores para alimentar el celular desde ese mismo receptáculo.

Los minutos con la UPS: la UPS nos da algunos minutos de uso de la computadora cuando la energía está desconectada. Es importante tener en claro (preferentemente anotado) lo que vamos a hacer: copiar archivos a una memoria USB (esto incluye memorias, originales e incluso los correos electrónicos con instrucciones), devolver la licencia de Trados, exportar archivos de DV o SDLX. Si se olvida de algo, puede que no haya una segunda oportunidad.

Al final de mi experiencia, las cosas salieron bien: entregué a tiempo los trabajos para los que me comprometí, y los clientes agradecieron que, en mis circunstancias, les hubiera avisado. Había tomado precauciones, pero no las suficientes. En general, corrí con suerte. Como no se puede contar siempre con la suerte, es mejor tomar precauciones.

i  Hay ciertas diferencias entre una UPS y un no-break. Para los propósitos de este texto, no importan: todo lo que se dice de una UPS se aplica también a un no-break.

Referencias:
http://en.wikipedia.org/wiki/Tethering


Salvador Virgen es ingeniero químico y maestro en Literatura del Siglo XX  de la  Universidad de Guadalajara. Ha llevado cursos de  alemán, italiano, francés y chino mandarín.  Programador de computadoras y espectroscopista de masas,  ha trabajado en la traducción de manuales de maquinaria industrial y automóviles. Miembro certificado de la ATA, antiguo presidente y actual vicepresidente de la Organización Mexicana de Traductores. Ha impartido cursos de lexicología, semántica y traducción técnica.